Como sabemos, todo proceso histórico tiene sus transformaciones en lo
político, social, cultural, etc. Por supuesto, la Educación no queda exenta de
esto, si tomamos en cuenta que el sistema educativo (en este caso la
universidad) es un claro reflejo de la sociedad y de sus contradicciones.
La educación en el capitalismo siempre se ha encontrado en manos de la burguesía,
con el objetivo de seguir preservando el sistema y reproduciendo la ideología dominante.
El periodo manufacturero del capital trajo consigo la destrucción de las formas
de estudio que se habían dado en el feudalismo, paralelamente y, como en la sociedad
se estaba dando la división del trabajo –separación entre el trabajo manual y
el trabajo intelectual-, con la industrialización, la Educación también se
volvió parcelada y sectorial.
Así como el desarrollo de la gran industria iba necesitando mano de obra calificada, el estado burgués fue necesitando profesionales que estuvieran al servicio de éstos para desarrollar la tecnología y la industrialización, apoyada en esto, la burguesía fue formando las capas medias y educando a las clases populares, quienes al adquirir un grado más elevado de educación pudieron observar el mundo con otros ojos, transformándose en un peligro para la clase dominante, la educación se transformaba en una contradicción, como lo decía Tomas Vasconi: “La burguesía no puede sino sustentar una actitud contradictoria respecto a la educación masiva. Por una parte requiere cada vez más que ésta se desarrolle y difunda como condición del desarrollo y explotación más provechosa de la fuerza de trabajo (...) pero por otro lado, necesita evitar los efectos negativos que -desde el punto de vista de sus intereses objetivos de clase- tendría una elevación demasiado grande de los niveles educativos del proletariado”.
Por ejemplo en chile con la elección de los gobiernos demócrata cristianos (Eduardo Freí M1964-1970) y principalmente con la elección de la unidad popular (Salvador Allende G. 1970-1973), la educación se visualizó como una de las reformas democráticas más importantes.
A partir de 1968, desde la universidad católica de Valparaíso, extendiéndose por todo el sistema universitario nacional, se produjo una mayor participación democrática de estas (participación de los estudiantes en la elección de los docentes de la universidad), aumentó el ingreso de estudiantes a la universidad, orientó las investigaciones y las guiaron hacia las necesidades y cambios de la sociedad. Estos procesos se dieron bajo los movimientos universitarios de la década (mayo francés, y principalmente bajo la reforma universitaria de Córdoba en la década de los 30).
Bajo el gobierno de la unidad popular se diseñó la propuesta de la escuela nacional unificada, esta propuesta trataba principalmente acabar la inmensa brecha económica que había en la educación, sin embargo esta trajo mucha polémica en los sectores opositores, ya que no defendía los intereses de los poderosos y ricos del país, no tuvo tiempo de ser rebatida ni implementada a causa del golpe militar.
Ya con el gobierno militar, se termina por privatizar completamente la educación, y se vuelve completamente mercantil, ya que esta tenía que estar acorde con el neoliberalismo implantado por la dictadura. Con la constitución de 1980, Augusto Pinochet Ugarte legitima la privatización de la educación, ya que pasa todo a manos de privados y hace que el estado sea solo un mero subsidiario de la educación, municipalizando la educación primaria y secundaria, con una serie de leyes que rigen al alero de su constitución, como la LOCE ( fue implantada un día antes de que asumiera el presidente de la democracia cristiana 10-03-1990), en la cual está estimula un cambio total en las mallas educativas, sus planes, programas, etc.
La educación Universitaria, por un lado, reproduce la ideología dominante, creando profesionales al servicio del capitalismo, y por otro lado, se ha convertido en una mercancía, o sea que es susceptible a ser cambiada por otra mercancía (dinero). El sistema educacional genera profesionales no en proporción de cuantos necesita la sociedad, si no según cuantos millones necesitan los bolsillos de los dueños de las universidades (empresarios). La universidad funciona como una industria que sólo genera mercancía en beneficio del bolsillo del empresario.
Al acceder a la educación superior, el estudiante aumenta el valor de su fuerza de trabajo, esto quiere decir que en el mercado su trabajo tiene mayor precio. Pero a causa de la sobreproducción de profesionales, consecuencia de la facilidad que existe para crear universidades, y la flexibilidad con que los bancos dan créditos a los estudiantes, ha provocado para el mercado laboral una enorme oferta de profesionales, mayor de la que el sistema capitalista necesita realmente, generando un aumento en la tasa de desocupación del país, dispuestos a vender su fuerza de trabajo cada vez más barata, disminuyendo su precio real.
LA
EDUCACIÓN EN EL CAPITALISMO Y SOCIALISMO
Posiciones
ideológicas, políticas y educativas de Mariátegui y Freyre
¿Educación
para el progreso y la emancipación o para el atraso y la opresión?
Cuando
conceptualizamos a la educación, en cualquier parte del planeta, coincidimos en
precisar que ante todo es un proceso de formación integral de la personalidad
humana en lo que hace al desarrollo de capacidades y potencialidades
intelectuales, morales, artísticas y físicas en un determinado contexto
económico, social y político y en aras de contribuir a la misión de la ciencia:
El progreso y bienestar de la humanidad.
Cuando
contrastamos lo enunciado con el proceso de “formación” en un contexto social,
sea cual sea este, concluimos que lo definido no es así, por cuanto la
“educación” suele viabilizarse en forma incompleta, ya que no ensambla la
integralidad que hace al ser humano, y, al ser subordinada a la sociedad
mercantilizada-consumista pierde su esencia humana.
Así entra en
conflicto con el progreso y bienestar de la sociedad, pues se pone al servicio
de la clase dominante en contra de las otras, es más, deviene en una poderosa y
destructiva arma contra las demás clases sociales dominadas. Eso es lo que
acontece en casi todo el mundo. La realidad, con creces, se encarga de ponerla
de manifiesto. La educación capitalista, quiérase o no admitir, en su esencia
lleva al atraso y con ella a la opresión. Expresión irrefutable de esto lo
constituye la crítica realidad que agobia a la mayor parte de la humanidad.
La alienación
y enajenación adormece al ser humano llevándolo a pasmosos niveles de
insensibilidad social y carencia de solidaridad humana ante crueles hechos. En
pleno tercer milenio e impresionante desarrollo científico-tecnológico la
humanidad entera enfrenta inauditas atrocidades. Destacamos algunas de ellas:
- Más de la
mitad de la población mundial se encuentra entra la pobreza y la indigencia.
- La cuarta
parte de los seres humanos -casi 1,700 millones- carece de servicios básicos
como salud, educación, vivienda, agua potable, alcantarillado y energía
eléctrica.
- La quinta
parte es analfabeta y la tercera es analfabeta funcional.
- Las
potencias capitalistas más “desarrolladas” junto a sus minúsculos grupos de
poder económico diseñan y ejecutan el presente y futuro catastrófico de la
humanidad.
Los guía el
reparto del mundo, las conquistas de nuevos mercados y el saqueo de recursos
naturales. Esa avaricia y la decadencia en la que se encuentran los obliga a
suministrarse de recursos energéticos gravitantes por lo que desatan
“sanciones”, “campañas”, “coaliciones internacionales” que desembocan en
guerras injustas como invasiones flagrantes contra naciones oprimidas. He ahí
los casos de África, Irak, Afganistán y en perspectiva inmediata Irán,
Venezuela, Nicaragua, Bolivia, etc. La injusticia e irracionalidad es tal que
acontecimientos sórdidos como los que periódicamente se ejecutan contra
Palestina son considerados “justificables” por la “Comunidad Internacional” y
por organizaciones que deberían “precautelar” la paz mundial.
- Muchos
gobernantes e individuos de poder económico y político están comprometidos con
mafias de tráfico de drogas y armas, con paramilitares, sicarios, con empresas
contaminadoras y destructoras del medio ambiente, etc. Además suelen ser
impulsores de la violación indiscriminada de los derechos de los pueblos
convirtiéndose en coautores de genocidios y otros crímenes de lesa humanidad.
Ejemplos los hay en abundancia, basta señalar: Estados Unidos, México, Colombia,
Perú, etc.
- Mientras el
mexicano Carlos Slim, es el hombre más rico del mundo, paradójicamente ese
pueblo arrastra un nivel de pobreza y extrema pobreza que fácilmente supera el
70%. El sistema está tan corroído que las mafias forman parte de las instituciones
del Estado y produce vastas matanzas, secuestros a lo largo y ancho del país.
Miles de mexicanos arriesgan su vida diariamente por cruzar el “muro de la
vergüenza” de EE.UU. y conseguir mejores
condiciones de vida.
Las anteriores
referencias nos obligan a preguntar: ¿Qué sucede con la educación que ante la
tormentosa realidad descrita poco o nada sirve para transformarla? La educación
en tanto expresión dinámica del conocimiento científico, insoslayablemente
debería servir para diagnosticar la adversa realidad, para luego interpretarla,
identificar sus causas primigenias y solucionar lo inicuo. Eso es una educación
creadora, científica, democrática y esencialmente humanista.
Lo conocido
hoy como “educación”, es en los hechos instrucción; en tanto portadora de
ciertos saberes pragmáticos, cultivadora y exacerbadora de individualismo
enfermizo y gestora de ciertas habilidades psicomotoras para formar individuos
tecnocráticos funcionales al orden existente y sus iniquidades, por ende
desprovistos de humanidad. En consecuencia, se tiene una educación en severa
crisis que deshumaniza al hombre y con ello lo hace proclive al salvajismo
globalizador.
¿Qué implica
la educación en una u otra sociedad?
La educación
es una herramienta que sirve a determinados intereses de tal o cual sistema, ya
que impone y propaga la ideología de la clase que detenta el poder en función
de sus objetivos económicos, sociales y políticos. En consecuencia, mientras la
educación capitalista prepara los recursos humanos que la sociedad de consumo
demanda, de igual forma la educación socialista forma a los recursos humanos
que su revolución social necesita. El capitalismo concede honores, grados y
títulos a aquellos que se alinean en su dinámica.
La educación
en el discurrir de la historia
El correr de
la historia muestra la creciente importancia que reviste la educación en la
marcha de la humanidad, sea en su atraso o progreso. Esto corrobora el
inapreciable papel de la educación al servicio de las clases dominantes durante
los modos de producción cimentados en la propiedad privada y, por ende, en las
sociedades escindidas en clases sociales contrapuestas, a saber: El Esclavismo,
Feudalismo y el Capitalismo.
En el
capitalismo la educación ha devenido, por su eficacia, en un decisivo aparato
para la reproducción del sistema y sus relaciones imperantes en la enajenación
objetiva-material y alienación subjetiva-mental de buena parte de quienes son
sujetos de la misma. Quienes no acceden formalmente a ella no se protegen, pues
también son participes a través de los “medios de comunicación social” y el
conglomerado de telecomunicaciones electrónicas que resultan más prolíficas
gracias a su cobertura, contenidos sugestivos -rigurosamente diseñados- y el
lenguaje subliminal del que se valen.
Hasta hoy, por
ejemplo, queda al desnudo que en el capitalismo la educación, en tanto una de
las formas de la conciencia social, ha sido cuasi perfectamente subordinada a
los objetivos de la estructura económica de la sociedad y sus relaciones de
desigualdad que se desprenden, y, que se manifiestan como relaciones de
explotación que conlleva, a su vez, a relaciones de opresión política y
discriminación sociocultural.
El siglo XX es
fecundo y aleccionador por sus vastas experiencias económicas, sociales
jurídicas y políticas y científico-tecnológicas. Por supuesto que también en lo
ideológico, específicamente en lo filosófico, educativo, cultural, artístico,
etc. Este siglo deja de manifiesto, por una parte, que el modo de producción
capitalista en su esencia se muestra como depredador de la humanidad.
En ese
contexto se tiene el desarrollo y consolidación del capitalismo. Nos referimos
a la época del imperialismo -era de los monopolios, las multinacionales- que
implica colusión y pugna entre las potencias capitalistas. Intereses atizados
entre las mismas que conducen a injustas y devastadoras guerras mundiales por
el reparto del mundo, así como a la apropiación y despojo de los recursos
naturales de las naciones oprimidas y pueblos del mundo.
Tanto el
capitalismo como el socialismo han removido no sólo las estructuras de la
sociedad sino también su superestructura. Ambos sistemas comprendieron bien la
preponderancia de la educación y la asumieron como vehículos de “deformación” y
“formación” de los seres humanos en función de sus objetivos inmediatos y
mediatos.
Aquí se ajusta
el enunciado que “en una sociedad de clases todas las ideas sin excepción
llevan un sello de clase”, es decir que al estar las sociedades divididas en
clases sociales y al regirse en las mismas, la dominación se presenta en todos
los espacios de una sobre las otras; por ende, necesariamente las ideas y
opiniones se orientan a lo que esgrime una u otra clase social, es decir no
habría neutralidad o apoliticismo. Esto, en buena medida, estaría respaldado en
lo sostenido por Aristóteles, a decir de Marx: el “pensador más grande de la
antigüedad”, que “el hombre es un animal político” en la medida que su pensar y
actuar es social, puesto que está asociado a la política en tanto se involucra
con otros y se orienta a la satisfacción de sus múltiples necesidades y
resolución de problemas de diversa índole.
Esta última
parte nos ayuda a comprender mejor el papel de los intelectuales, quienes en su
mayoría, en tanto pequeña burguesía, suelen ser oscilantes según el momento
político y la correlación de fuerzas. La realidad es que los letrados tienden a
aspiraciones acomodaticias y suelen amoldarse al sistema y eso a la postre los
hace conservadores y funcionales acérrimos al sistema. Una minoría de ellos,
los más conscientes y sensibles a las clamorosas necesidades de la época y
provistos de posición de clase, es la que asume posiciones y compromisos más
resueltos. La historia de nuestros países y la del planeta respalda irrebatiblemente
lo aseverado hasta acá.
LA
EDUCACIÓN EN EL CAPITALISMO
Carlos Marx(2)
criticó a la educación capitalista afirmando que si bien en un primer momento
se presentó como “civilizatoria y democratizadora” del conocimiento científico,
con el correr del tiempo, debido a los mezquinos intereses que perseguía, se
convirtió en alienante y deshumanizadora. Asimismo, sostuvo que la educación al
ser un instrumento de la lucha de clases, viabiliza saberes impregnados de un
hondo carácter de clase.
En la marcha
de la historia las clases dominantes monopolizaron la educación en función de
sus objetivos e intereses, despojando a las otras clases explotadas de su pleno
derecho a la educación. El siglo XXI remacha esta situación.
El sistema
capitalista y su expresión neoliberal considera que la explotación y opresión,
así como sus efectos: La pobreza, miseria y exclusión son cuestiones “atribuibles
a cada individuo” eximiendo, por consiguiente, a las imperantes condiciones
materiales de existencia y sus injustas relaciones sociales.
Sin duda que
toda esta parte está enmarcada en el ya supuestamente superado darwinismo
social que se sustenta en la "supervivencia del más apto". A decir
del capitalismo neoliberal “supervivencia del más competitivo", es decir,
del más oportunista, astuto y servil.
En términos
generales el capitalismo ha reducido la educación a cuestiones operativas
básicas como leer y escribir; sumar, restar, dividir y multiplicar; ciertas
habilidades y destrezas domésticas y técnicas; conocimientos generales
conocidos como “cultura general”. A nivel superior ha logrado incorporar nuevos
conocimientos y prácticas científicas pero en forma sesgada, ya que son
direccionadas a la “formación” de los técnicos y profesionales para insertarse
al cada vez más competitivo mercado y cumplan tareas funcionales al sistema.
Hasta acá esto resulta hasta cierto punto lógico, sin embargo ha soslayado,
premeditadamente, una serie de cuestiones vitales que caracterizan a una
verdadera educación orientada a la integralidad del ser humano.
Esa es la
esencia del problema. ¿De qué sirve que se cuente con letrados cuando estos
asumen posiciones retrogradas ante la injusta realidad circundante?, ¿Cuán
importante puede resultar el desarrollo científico-técnico si es convertida en
una mercancía distante de las necesidades del progreso y desarrollo de la
humanidad? ¿Qué tipo de formación educativa es esa cuyos “recursos humanos
capacitados” resultan indiferentes a la crítica realidad? ¿Será posible hablar
de “educación”, “desarrollo intelectual”, “comportamiento científico”,
“excelencia académica”, etc., cuando en la práctica casi la totalidad de los
“educados” o “instruidos” asumen prácticas complacientes con el orden
establecido y las monstruosidades de éste a nivel nacional y mundial?
Estamos
cuestionando esa jactanciosa “formación” porque suele estar al margen no sólo
de valores humanos sino también de compromisos sociales. ¡El capitalismo no
sólo depreda al hombre de su humanidad, sino también pone en ascuas a la
sociedad y al mismo planeta! Todo esto se ve facilitado por la contundencia de
“Los aparatos ideológicos del estado”, puesto que todos quienes formamos parte
de una sociedad, de una u otra manera, acabamos sumergidos en lo que se digita
para con nosotros, por lo que seremos moldeados sutilmente acorde a lo que
requiere el sistema.
Acá, todo es
motorizado por la línea ideológica y política de la clase dominante, así como
se instala toda la maquinaria de instituciones, organizaciones –estatales y no-
de individuos para garantizar el logro de esta gigantesca y preciada labor. Por
cierto que no sólo concurren los letrados sino también los iletrados. Los
denominados poderes del Estado, a la cabeza de su columna vertebral: Las
Fuerzas Armadas y Policiales, quienes coercitivamente se encargarán de su
puesta en marcha. Eso es lo que ocurre en nuestras sociedades. Todo está muy
bien organizado, mejor dicho digitalizado. Así, las injusticias acontecen como
algo natural, por tanto, se presentan como inevitables e inherentes a la sociedad
humana. Así, todos los efectos producidos por las crecientes desigualdades
resultan legítimas y necesarias, pues ¡cada quien forja su presente y futuro!
Como si los seres humanos no fueran eminentemente sociales. Se pretende
cercenar su esencia de ser social y reducirlo a ser gregario. Eso se hace a
diario con los luchadores sociales también conocidos como los mejores hijos de
los pueblos. El quehacer educativo, suele estar acompañado por nociones
supersticiosas, esotéricas y fatalistas con lo que se aliena y enajena a los
individuos.
¿Cómo se
concreta y viabiliza lo anteriormente afirmado? Así como los mal llamados
medios de comunicación trabajan con sutileza sus contenidos y mensajes
alienantes; la educación formal hace lo propio a través del "Curriculum
Oculto", por cuanto su estructura de formación “manipuladora” y
“domesticadora”, es ejecutada para encubrir los verdaderos objetivos de la
clase expoliadora.
POSICIONES
EDUCATIVAS DE MARIÁTEGUI Y FREYRE
Dos grandes
personajes latinoamericanos también se encargaron de abordar el problema de la
educación. Lo hicieron tanto en el contexto capitalista como en el socialista.
Ambos, consecuentes con sus concepciones del mundo y posiciones, esgrimen
importantes planteamientos, así como tareas. Precisemos algunas de ellas:
Mariátegui es
categórico al manifestar que “El Estado… no puede renunciar a la dirección y al
control de la educación pública”. Además de poner en claro que el Estado se
constituye en un órgano de opresión al servicio de la clase dominante,
ineludiblemente también debe hacerse cargo de la educación en “función de
conformar la enseñanza con las necesidades de esta clase social”. Así, tanto la
educación pública como la privada han dependido de la burguesía.
Mariátegui
asigna un decisivo y trascendente papel a los maestros comprometidos con la
historia y su progreso ¿Cuál? Sostiene que los educadores deberían reorganizar
la nueva enseñanza y para aquello necesariamente tienen que saber, moverse y
funcionar como un sindicato. Además deben comprender la solidaridad histórica
por lo que deben unir sus fuerzas y acciones con otros sindicatos para
transformar todo el orden social. En esa dirección el maestro no debería
reducir su existencia y accionar a la mera supervivencia sino que, ante todo, debería
servir a la edificación de una nueva sociedad.
Al analizar
las condiciones de vida a la que es sometido el maestro, en nuestras
sociedades, precisa que éste es condenado a una “condición miserable y
humillada”, así lo condicionan para conservar su puesto y renunciar a su
dignidad intelectual y espiritual. Mariátegui, consecuente con su confesión de
ser marxista-leninista, plantea: “Sólo el socialismo puede resolver el problema
de una educación efectivamente democrática e igualitaria… El régimen educacional
socialista es el único que puede aplicar plenamente y sistemáticamente los
principios de la escuela única, de la escuela del trabajo, de las comunidades
escolares y, en general, de todos los ideales de la pedagogía revolucionaria
contemporánea, incompatibles con los privilegios de la escuela capitalista, que
condena a las clases pobres a la inferioridad cultural y hace de la instrucción
superior el monopolio de la riqueza”.
Freyre al
igual que Marx y Mariátegui asume expresivamente una posición y elocuentemente
deja en claro que «la educación es una práctica de naturaleza política». Sus
planteamientos se sintetizan en que la educación tal como está organizada y se
desenvuelve es ejercida sobre la conciencia dominada. He ahí su carácter
opresivo. ¿Ante eso qué corresponde? Liberarse a través de la concientización,
el diálogo y comprometerse con una nueva educación para servir a las masas
populares y construir una sociedad más justa. Para él la educación debería
permitir conocer reflexivamente la realidad y asumir compromisos rumbo a su
transformación. ¿Qué se requiere? Hacer de la educación un instrumento para
concientizar y movilizar individuos que sirvan al cambio.
En
consecuencia, la educación debe contribuir a que maestros y estudiantes sean conscientes
de su realidad y forjadores de su propia historia. La educación debe estar al
servicio del fortalecimiento de las organizaciones populares. Las injusticias
son a causa del capitalismo y el sistema escolar sirve como reproductor del
injusto orden social. Sostiene que el socialismo será superador de las
injusticias e inequidades.
El sistema capitalista está sustentado por una
superestructura que generan las condiciones para darle continuidad al mismo.
Esta superestructura gracias al carácter globalizador del sistema es general en
todo el mundo exceptuando las naciones en las cuales existe una experiencia
socialista.
¿Cómo excluye el sistema educativo?
Generando mecanismos pedagógicos unidireccionales, es decir la interacción entre Profesor-Alumno resulta nula, ya que el profesor es presentado como “ser supremo” conocedor de todo, planteando la educación como un proceso de vació de información en los cerebros de niños, niñas y jóvenes sin darle la menor importancia a la capacidad de crítica y análisis que puedan generar estos individuos en la sociedad, promoviendo el falso apoliticismo, el individualismo y la competencia innecesaria entre los estudiantes, para demostrar quién puede lograr mejor nota coaccionando así cualquier iniciativa de solidaridad entre los seres sociales que interactúan entre sí dentro de las diversas instituciones educativas.
Presentando la división social del trabajo en la cual el mismo es separado entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; asumiendo que los estudiantes que siguen los patrones de conducta implantados por el sistema en la educación desarrollaran el trabajo intelectual y los que se resisten a seguir dichos patrones desarrollaran el trabajo manual; resultando estos últimos excluidos del sistema educativo porque la escuela o la universidad no se adapta a sus necesidades sino que por el contrario estos individuos son los que se tienen que adaptar a las necesidades de los claustros educativos y por ende trae como resultado el abandono de la educación y su inserción en la vida socio-productiva de la nación.
CONCLUSION
¿Cómo excluye el sistema educativo?
Generando mecanismos pedagógicos unidireccionales, es decir la interacción entre Profesor-Alumno resulta nula, ya que el profesor es presentado como “ser supremo” conocedor de todo, planteando la educación como un proceso de vació de información en los cerebros de niños, niñas y jóvenes sin darle la menor importancia a la capacidad de crítica y análisis que puedan generar estos individuos en la sociedad, promoviendo el falso apoliticismo, el individualismo y la competencia innecesaria entre los estudiantes, para demostrar quién puede lograr mejor nota coaccionando así cualquier iniciativa de solidaridad entre los seres sociales que interactúan entre sí dentro de las diversas instituciones educativas.
Presentando la división social del trabajo en la cual el mismo es separado entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; asumiendo que los estudiantes que siguen los patrones de conducta implantados por el sistema en la educación desarrollaran el trabajo intelectual y los que se resisten a seguir dichos patrones desarrollaran el trabajo manual; resultando estos últimos excluidos del sistema educativo porque la escuela o la universidad no se adapta a sus necesidades sino que por el contrario estos individuos son los que se tienen que adaptar a las necesidades de los claustros educativos y por ende trae como resultado el abandono de la educación y su inserción en la vida socio-productiva de la nación.
CONCLUSION
En conclusión las instituciones educativas sirven en
este y todos los sistemas educativos ligados al capitalismo, como simples entes
en los cuales se les muestra a los ciudadanos a seguir patrones de producción
es decir que desde el pre-escolar y la escuela básica cuando se nos indica que
la hora de recreo llegó con un timbre, tal cual como se les indica a los
trabajadores de las empresas que su hora de descanso ha llegado.
Cuando se nos impone competencias dentro del aula de clase y se premia gracias a las mismas a los estudiantes capaces de aprender sin ningún tipo de análisis de los textos y contenidos que el programa educativo plantean, (así, como se inicia una competencia entre distintas fabricas por la dominación de un mercado planteando la teoría darwiniana de “la supervivencia del más fuerte sobre el más débil”, es decir el más apto) implementando el egoísmo egocéntrico entre los individuos que interactúan en las aulas frustrando todo sentimiento de compañerismo y solidaridad que en el compartir diario puede surgir.
Es decir que el papel de la escuela en el sistema capitalista es en todo caso reconocer a los individuos que le pueden y le van a dar continuidad al sistema para desarrollarlos y garantizarle su supremacía por encima de otros que se plantean desde el inicio educativo como seres críticos capaces de transformar las contradicciones y desigualdades sociales, porque consideran al ser humano como lo primordial para que exista un desarrollo armónico entre los individuos y la naturaleza.
El sistema socioeconómico de producción condiciona, en un grado u otro, hasta los últimos aspectos de nuestras vidas, desde nuestras relaciones personales y profesionales hasta nuestra relación con nuestro entorno natural y nuestra salud. Sin duda, el sistema educativo no permanece al margen de esta influencia.
Cuando se nos impone competencias dentro del aula de clase y se premia gracias a las mismas a los estudiantes capaces de aprender sin ningún tipo de análisis de los textos y contenidos que el programa educativo plantean, (así, como se inicia una competencia entre distintas fabricas por la dominación de un mercado planteando la teoría darwiniana de “la supervivencia del más fuerte sobre el más débil”, es decir el más apto) implementando el egoísmo egocéntrico entre los individuos que interactúan en las aulas frustrando todo sentimiento de compañerismo y solidaridad que en el compartir diario puede surgir.
Es decir que el papel de la escuela en el sistema capitalista es en todo caso reconocer a los individuos que le pueden y le van a dar continuidad al sistema para desarrollarlos y garantizarle su supremacía por encima de otros que se plantean desde el inicio educativo como seres críticos capaces de transformar las contradicciones y desigualdades sociales, porque consideran al ser humano como lo primordial para que exista un desarrollo armónico entre los individuos y la naturaleza.
El sistema socioeconómico de producción condiciona, en un grado u otro, hasta los últimos aspectos de nuestras vidas, desde nuestras relaciones personales y profesionales hasta nuestra relación con nuestro entorno natural y nuestra salud. Sin duda, el sistema educativo no permanece al margen de esta influencia.
Como no podía ser de otra manera el sistema educativo actual ha sido y es
moldeado por los capitalistas para que responda a sus intereses competitivos de
acumulación insostenible social y medioambientalmente. Ya desde los inicios del
capitalismo, el sistema educativo feudal controlado por las iglesias pasó a ser
controlado por la burguesía como herramienta para la formación de una clase
trabajadora dócil y relativamente bien formada para desempeñar funciones
profesionales muy determinadas. Conjuntamente, la clase trabajadora luchó por
un sistema educativo universal para todos y todas que acabara con las
desigualdades sociales y formara a una ciudadanía consciente, crítica y
socialmente responsable.
A lo largo de la historia, el sistema educativo ha estado influenciado de
modo dialéctico por la clase capitalista y la clase trabajadora. Esta lucha de
clases por el control de la educación, vista como un arma para el modelado de
la sociedad, continúa actualmente.
"El sistema reproduce la estructura social. Las familias de rentas
altas envían a sus hijos a las escuelas privadas, en su mayoría, mientras que
las familias de rentas medias y bajas los envían a escuelas públicas, donde se
concentran los hijos de familias pobres o media baja.
Por otro lado, se gestiona el
sistema educativo para perpetuar una clase trabajadora dócil y aleccionada en
la obediencia. Ya desde pequeños nos enseñan que hay una persona que manda, ya
sea el docente o el empresario, y muchas que deben obedecer, el alumnado o los
trabajadores. El que no se amolde a estas reglas impuestas será castigado o
marginado. De esta manera, el sistema educativo actual nos enseña a obedecer
sin criticar y pensar por nosotros mismos. Una enseñanza que nos moldea para
que encajemos sin chirriar, como piezas de una maquinaria bien engrasada, en un
sistema productivo injusto y explotador del ser humano y su medioambiente.
Además, el sistema educativo está diseñado para perpetuar las diferencias
sociales. Solo hace falta analizar los datos. Los alumnos de padres sin
estudios tienen 20 veces más riesgo de fracaso escolar que los de padres con estudios:
un 40% frente a un 2%.
El resultado del sistema educativo actual es que la inmensa mayoría de los
estudiantes de centros de secundaria hijos de trabajadores de bajo poder
adquisitivo, no llegan a la Universidad y muchos abandonan los estudios antes
de obtener un grado escolar.
Los investigadores del informe PISA han llegado a la conclusión de que la
variabilidad observada entre centros educativos en las pruebas de lectura está
asociada en un 50% a las características del estudiante, muy particularmente, a
su estatus socioeconómico. En este contexto, los estudiantes frustrados de los
barrios obreros se convierten en mano de obra barata para sectores tan
volátiles y con una altísima precariedad laboral, trabajadores que sufren
especialmente crisis económica ya que pueden ser despedidos fácilmente. En muchos casos, incluso los padres de
familias con bajo poder adquisitivo animan a sus hijos a abandonar los estudios
y ponerse a trabajar para traer ingresos a la unidad familiar.
Para que éstas y otras acciones sean posibles no cabe duda que hay que
aumentar muy mucho la inversión en educación. Los fondos para esta inversión
educativa podrían provenir de otras partidas presupuestarias, como la destinada
a presupuestos militares, y de una subida de impuestos a las rentas más altas y
las grandes empresas.
Tari//
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